lunes, 17 de julio de 2017

Honradlo



Madrid ha sido como una novia caprichosa con él. Se enamoró perdidamente para después casi bloquearlo en el teléfono y ahora iba leyendo sus mensajes de reojo sabiendo que la reconciliación era el único camino, el único premio posible a su verdad, a su lealtad a sí mismo, a su independencia, a tanto luchar, a tanto rugir, a tanta pelea en la selva a cuerpo descubierto, a puro dolor.

Las Ventas hoy se convierte en un templo a cielo raso, de Madrid al cielo, de Madrid a la gloria de un león que tocó el cielo por la calle de Alcalá. Un león al que amó sin fisuras para ser luego desdeñosa como una novia caprichosa que no sabe muy bien lo que quiere.

Aún así, muchos esperábamos sin prisa su rugido de vuelta, el zarpazo que hiriese de nuevo de amor el corazón redondo de Madrid, allá donde late el mundo del toro más deprisa, más vivo, más de verdad. Muchos lo escuchábamos, nunca dejamos de hacerlo. Cierro los ojos y te sigo escuchando.

Iván apostó todo por su sueño. Todo. Llenó sus tendidos, abrió la puerta de la enfermería y también la Puerta Grande de los sueños. Dejó su sangre por el camino, se supo y se sintió torero y conquistó a una afición sin que nadie le regalase nada. Nada.

Las Ventas hoy se convierte en memoria y oración, en un altar efímero para quien ya es eterno, en el recuerdo de un león que ya ruge en el cielo. Un torero. Tan torero.

Honradlo. Sacad hoy por última vez a hombros a nuestro león eterno, a nuestro #EternoFandiño, tan rabiosamente vivo en nuestros corazones.

De Madrid al cielo, como una novia caprichosa que llora a quien un día le robó el corazón y dejó su corazón entre las astas de un toro. Un torero. Un león. Eterno Iván Fandiño, León eterno de Orduña, novio del cielo de Madrid.

Solo espero que Madrid le devuelva hoy tanto amor como él le entregó sin reservas para cortejarla sobre la arena, a sangre y fuego, sin tregua, sin trampas.

Honradlo.

(La foto, que ahora me rompe en dos, es de Anya Bartels-Suerdmont)